Comenzaremos en primer lugar por intentar desmitificar algunas creencias, entre las que destacan que las buceadoras tienen una mayor pérdida de calor corporal o que tienen una mayor propensión a la enfermedad descompresiva que los buceadores. Sobre el tema de los ataques de los tiburones durante la menstruación ni lo mencionaremos por ser una soberana tontería.
LA BUCEADORA Y LA HIPOTERMIA
La cantidad de grasa y la superficie corporal por unidad de masa del cuerpo son dos factores que influyen en gran medida en la termorregulación en el agua. Generalmente, las mujeres tienen una mayor cantidad de tejido graso que los hombres, y dado que la grasa tiene una baja conductividad térmica, conserva mejor el calor corporal. Esto podría ser una ventaja para las buceadoras durante una inmersión en aguas frías.
Sin embargo, el volumen corporal juega en su contra dado que el menor tamaño corporal de las mujeres ocasiona que presenten una mayor superficie por unidad de masa corporal que los hombres. Una mayor superficie por unidad de masa corporal aumenta la pérdida de calor en el agua al aumentar la superficie de contacto. Dado que estos dos factores tienen efectos antagónicos, es difícil predecir "a priori" la incidencia de la hipotermia entre buceadores por diferencia de sexo.
LA BUCEADORA Y LA ENFERMEDAD DESCOMPRESIVA
Aunque han sido realizados numerosos estudios sobre la enfermedad descompresiva en inmersiones con equipo autónomo, no se ha investigado suficientemente la diferencia de sexo como factor de riesgo. La mayoría de los conocimientos específicos sobre la enfermedad descompresiva en mujeres nos llega del programa americano aeroespacial, y está relacionado con la enfermedad descompresiva en altitud.
A nivel del mar nuestros tejidos se encuentran saturados de nitrógeno a presión atmosférica (aproximadamente 0'79 ATA). Al ascender nos encontramos que nuestros tejidos corporales se encuentran sobresaturados, como consecuencia de la disminución de la presión ambiente. Si la altitud alcanzada es importante puede aparecer la enfermedad descompresiva de la altitud.
Para poder comparar esta enfermedad descompresiva con la del buceo, el buceador debería saturarse en inmersión, esto conlleva aproximadamente 24 horas (Jacobsen, 1.997). Por lo tanto, no puede realizarse una comparación exacta entre la enfermedad descompresiva de la altitud con la del buceo deportivo, dado que sus perfiles de inmersión no son a saturación.
A pesar de las diferencias indicadas, muchas de las creencias sobre la susceptibilidad de las mujeres a la enfermedad descompresiva provienen de estudios de la aviación. Recientes estudios comparativos de inmersiones recreativas entre mujeres y hombres y su índice de enfermedad descompresiva no muestran diferencias aparentes.
EL BUCEO DURANTE EL EMBARAZO
Otra de las preocupaciones específicas de las mujeres es la inmersión durante el embarazo. Existen estudios en animales (Gilman, Bradley, Greene, 1.983), aunque no demasiado fiables dado que existen considerables diferencias entre los comportamientos micro-circulatorios de los animales y de los humanos. Por esto dejaremos sus resultados a un lado y expondremos otros que, aunque no tan espectaculares, por su fiabilidad me parecen más interesantes.
A/ EFECTOS EN LA MADRE
Durante el primer trimestre del embarazo existe un incremento de la incidencia del vómito, lo cual puede ocasionar una deshidratación (la deshidratación está considerada como un factor importante en el desarrollo de la enfermedad descompresiva). Existe también la posibilidad de que el vómito aparezca bajo el agua, con la consiguiente posibilidad de pánico en la buceadora. Los buceadores en pánico están muchísimo más expuestos a sufrir un accidente a consecuencia, entre otras muchas posibilidades, de ascensos rápidos, los cuales aumentan el riesgo de enfermedad descompresiva y de sobre-expansión pulmonar (Arness, 1997).
Además, en algún momento, alrededor de los cuatro meses del embarazo, existe un incremento en la retención de fluidos e hinchazón de las mucosas, haciendo que la ecualización de presiones en senos y oído medio sea más difícil, predisponiendo a la buceadora a sufrir barotraumas (Newhall, 1981).
Tras el parto los ginecólogos recomiendan establecer un periodo de seguridad para evitar problemas. La duración de este periodo de seguridad está en función del tipo de parto. En un parto vaginal este periodo no debería ser inferior a los 21 días para dar tiempo al cierre uterino, evitando la posibilidad de infecciones. En el caso de un parto por cesárea este plazo no debería ser nunca inferior a los 35 días, aunque siempre estará en función de la cicatrización y del estado de recuperación física de la madre. En ambos casos nunca se deberá volver a bucear hasta estar totalmente segura del estado físico y fisiológico; y aun así se deberá comenzar por inmersiones sencillas, evitando en todo momento esfuerzos.
B/ EFECTOS EN EL FETO
Durante la descompresión (acordaros que no existe inmersión sin descompresión), el nitrógeno pasa al exterior transportado por la sangre venosa a los pulmones, a través del proceso respiratorio, decreciendo así la formación de micro-burbujas y la cantidad de nitrógeno en el cuerpo. Pero la anatomía del corazón y pulmón del feto hacen que este tolere en mucha menor medida la formación de esas micro-burbujas, no pudiendo eliminarlas tan fácilmente. En la circulación fetal, existe un bypass que evita que el flujo sanguíneo pase por los pulmones del feto, dado que no tiene proceso respiratorio. Este bypass se denomina "foramen oval", el cual consiste en una abertura que comunica la aurícula izquierda con la derecha, de esta forma cualquier micro-burbuja de nitrógeno desarrollada en el feto puede circular directamente a su corazón y cerebro, donde puede dar lugar a una fatal embolia de gas (Fyke, Kasmier, 1985).
Además, se ha observado que el oxígeno hiperbárico causa un decrecimiento del flujo sanguíneo a través del cordón umbilical y de la placenta, consecuencia de una vasoconstricción. Si la madre necesita tratamiento hiperbárico con un alto nivel de oxígeno, puede ocasionar en el feto una ceguera, como consecuencia de una "fibroplasia retrolental" (Fukikara, 1990).
Aclarar también que el feto no puede sufrir placajes, ni barotraumatismos de ningún tipo, incluyendo sobre-expansiones pulmonares, dado que para que estas circunstancias se den es necesario la existencia de espacios aéreos, y el feto está inmerso totalmente en fluidos amnióticos, por lo que no tiene espacios aéreos. Pero aclarar que en caso de una sobre-expansión pulmonar de la madre, con necesidad de tratamiento hiperbárico, el feto puede correr riesgos, consecuencia de un alto nivel de oxígeno, como hemos comentado.
EL BUCEO DURANTE LA MENSTRUACIÓN
Recientes estudios sobre el tema ponen de manifiesto que durante el periodo menstrual solo existe la limitación para la práctica del buceo a las molestias que pueda sentir o no la buceadora. Dado que las mujeres presentan un periodo menstrual que, si bien cambia su estado físico y emocional, difiere, tanto en periodo de tiempo como en síntomas, de una persona a otra, debe ser la propia buceadora la que debe valorar su estado físico y emocional para la práctica del buceo.
El uso de “Tampones” no presenta contraindicaciones en la mayor parte de las buceadoras y la influencia de la presión ambiente del medio no condiciona su uso.
LOS IMPLANTES Y EL BUCEO
Los implantes de pecho, glúteos, labios o caderas se hacen en la actualidad exclusivamente de silicona o de soluciones salinas. Mientras que los implantes salinos al presentar la misma densidad que el agua no alteran la flotabilidad, la silicona, que es un material elástico, poco compresible y muy estable a variaciones de temperatura, presenta una densidad media de entre 1’1 y 1´7 g/cm3 dependiendo del tipo de esta, lo que le confiere flotabilidad negativa, variando la flotabilidad de la buceadora en función del tipo de implante y de su volumen.
Recientemente Diver’s Alert Network (DAN) realizó estudios sobre el comportamiento de las prótesis mamarias ante la variación de presión, para lo cual se sometieron diversos tipos de prótesis (silicona, salinas y salino-silicona) a cambios de presión en una cámara hiperbárica, simulando perfiles de buceo recreativo.
Durante estas pruebas se pudo comprobar que los implantes aumentaban su volumen entre 1% y un 4%, estando este aumento en función de la presión, del tiempo de exposición a la presión y del tipo de implante, siendo los salinos los que menor aumento de volumen y los de salino-silicona los de mayor aumento.
En todos los casos este aumento de volumen, ocasionado por una disolución de aire en su interior, desaparecía gradualmente una vez transcurrido un tiempo y el cambio de volumen no era significante para que pudiera dañar los tejidos circundantes, por lo que una mujer con implantes, sean del tipo que sea, puede practicar el buceo de forma absolutamente normal.
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